
Señor, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios. Salmos 141:3 Un hombre asistio a una reunion en la que el orador invitado hablaba muchisimo. Cuando no pudo soportarlo mas, se levanto y se fue por una puerta lateral. En el pasillo se encontro con un amigo que le pregunto: "¿Ya termino?" "Si - contesto el hombre -, hace mucho que termino, pero el no lo sabe. ¡Simplemente no para!" La idea de ir al grano y decir algo que valga la pena tambien es un buen consejo para nosotros cuando hablamos con los demas todos los dias. Si somos honestos con nosotros mismos debemos admitir que parte de nuestra conversacion no es nada mas que un hablar descuidado. El Señor Jesus advirtio: "Toda palabra vana que hablen los hombres, daran cuenta de ella en el dia del juicio" (Mateo 12:36). haz una pausa un momento y piensa en como es tu conversacion habitual. ¿Cual es el tema de la mayoria de tus conversaciones? ¿Hablas demasiado y no le das oportunidad a los demas para que hablen? ¿Es tu hablar beneficioso para los demas? Y sobre todo, ¿glorifican a Dios tus palabras? Dios te puede dar la capacidad de decir palabras que edifiquen a los demas y no solo llenen el aire. Hoy, que tu oracion sean las palabras de David: "Señor, pon guarda a mi boca; vigila la puerta de mis labios" (Salmo 141:3) Si tu mente se queda en blanco, no te olvides de apagar el sonido. |