miércoles, junio 27, 2007

miércoles, junio 20, 2007

LO QUE AMAMOS MAS

Para la gente común la alabanza o la adoración tienen niveles diferentes, para Dios no. La verdadera adoración, la que Dios pide, debe ser radical, cualquier otra cosa sólo fueron intentos por acercarnos a Él.
La primera vez en que Las Escrituras mencionan el concepto de adoración tal y como Dios lo entiende aparece en el libro del Génesis, capítulo 22, verso 5, parte final. En este pasaje Abraham dice a sus criados: “Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos y volveremos a vosotros”.
Existe una regla básica y fundamental para la interpretación de la Biblia, la cual enseña que una palabra o concepto debe ser entendido a lo largo de la Escritura conservando su significado original. Esto implica que debemos estudiar el texto y contexto en que por primera vez el Señor hizo escribir una palabra.
La palabra adoremos, surge por primera vez en labios de Abraham. El estudio de los sucesos alrededor de este hombre en los momentos en que hizo su declaración, nos ayudará para entender la profundidad de la entrega que Dios demanda de sus verdaderos adoradores. “La más excelente adoración”, debe presentar hoy las mismas características que tenía la adoración de Abraham. Sólo así será acepta por el corazón del Padre.
Entremos un poco en la historia mencionada. Esta nos narra acerca de la orden dada por Dios a Abraham para sacrificar a su hijo Isaac para Él.
Es importante que consideremos algunos aspectos primero:

1.- ¿Quién era Isaac para Abraham?.

a) La misma Biblia dice en el verso 2 del mismo capítulo 22, que era su único, entendiendo esto como el heredero de la Promesa de Dios, Isaac era el escogido de Dios.
b) Era el gran milagro de Dios sobre la vida de Sara, su esposa anciana, y sobre todo de él, en su vejez.
c) Isaac era el amor de su vida, lo que más amaba y el motivo más grande de su
Esperanza.
d) Isaac era para Abraham su razón de existir y el retoño de su virilidad. Representaba potencialmente su futuro y su posteridad.
e) Isaac era el hijo predilecto de Abraham, el cumplimiento de las profecías divinas. Era el regalo más grande de Dios para él.
f) Definitivamente el corazón de Abraham estaba puesto en la vida de Isaac. Era su tesoro, su gran amor.

2.- ¿Quién era Isaac para Dios?.



a) Era la obra milagrosa de sus manos. Era su creación. Él le amaba.
b) Era el cumplimiento de sus anuncios proféticos a su amigo Abraham.
c) Isaac era La Promesa hecha a Abraham y Sara, la demostración de la fidelidad, bondad y verdad de Jehová.
d) Isaac el hijo de La Promesa, era el símbolo vivo de una generación de hombres y mujeres del Espíritu que el Señor estaría levantando por los siglos. Su vida era muy preciada para Dios.
e) Pero también Isaac era el gran peligro y debilidad del corazón de Abraham. De él podía hacer el Patriarca Abraham un ídolo, un pequeño dios que le podía hacer olvidar quién era el Señor.
f) Isaac pudo haber llegado a ser el mayor obstáculo para la adoración de Abraham a su Dios.

Era obvio que Dios tenía que bregar con eso. Debía quedar muy claro en el corazón de Abraham quién sería primero.
El capítulo 22 del Génesis es una historia extraordinaria de amor, obediencia y sumisión total a la voluntad soberana del Señor Todopoderoso.
Abraham acostumbrado a ofrendar a Jehová corderos en adoración, recibe un día una orden inusual: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quién amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. (verso 2).
Abraham obedeció de inmediato; muy temprano por la mañana del siguiente día, preparó lo necesario y junto a Isaac su hijo y dos de sus criados, se dirigió hacia donde Dios le indicó. Al tercer día de camino, divisó el lugar del sacrificio y dejó a sus criados para iniciar con su hijo un camino de entrega y verdadero sacrificio. El camino para el sacrificio de lo que más amaba, su único, su hijo Isaac.
Es sorprendente la paz y la obediencia de Abraham. Pues preparó todo como se le ordenó: altar, leña y el sacrificio: Isaac. Una vez atado el muchacho como si fuese un cordero, en el altar,, Abraham, cuchillo en mano, se alistó para degollarle en sacrificio a su Dios. Algo maravilloso sucedió: “Entonces el ángel de Jehová dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada, porque ya conozco que temes a Dios, por cuánto no me rehusaste tu hijo, tu único” (versos 11 y 12).
Desde luego que de inmediato Abraham dejó a un lado el cuchillo y soltó al pequeño. Milagrosamente a un lado del altar, Jehová le proveyó de un carnero que había trabado en un zarzal por sus cuernos. Este animal, ocuparía el lugar de su hijo Isaac en el sacrificio.
Es desde este contexto extraordinario de obediencia que debemos tomar el concepto emitido por Abraham: “Adoraremos”.
Abraham no iba engañado por Dios a ofrecer a su hijo. No era una trampa divina. La orden fue clara y transparente. Abraham dijo: “Iremos y adoraremos”.
Adorar bajo la óptica de Dios y de Abraham no es posible si no se entrega a Dios lo que más se ama.
El primer mandamiento debe ser nuestra ley de adoración:”Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas”.
La verdadera adoración que nos presenta Abraham es totalmente radical. Dios es primero que todo, aún primero que aquello o aquellos que yo pueda amar más que nada en este mundo.
Para Abraham, su adoración estaba llena de obediencia, negación, amor incomprensible y sometimiento absoluto a la voluntad del Padre Eterno. Aleluya.
Para Abraham y para Dios, no existe verdadera adoración, excelente adoración, si no estamos dispuestos a rendir a sus pies, lo que más amamos; aún cuando pudiese ser nuestro único hijo, nuestra promesa, nuestro Isaac.
Abraham sería el padre enaltecido de naciones. Un hombre con destino y propósito en Dios. Su corazón debía pertenecerle plenamente a Él. El éxito de su llamado dependería e tener a Jehová en el lugar correcto de su corazón.
La dádiva de Dios, o su gran milagro, Isaac, no podían privarle a él de su comunión e intimidad con su Señor.
Abraham lo entendió profundamente, por ello Dios le llamó: “su amigo” y le declaró el padre de las generaciones de fe.
La más excelente adoración brindada al Padre Celestial será aquella en que le brindemos a Él, como ofrenda grata, lo que más amamos
Rony Chaves

miércoles, junio 13, 2007

Adorar no es solo cantar, es un estilo de vida

Es elemental pero parece que pasan los años y seguimos sin entenderlo: la adoración que Dios recibe bien no es la de la boca, es la del corazón puro que se expresa a veces cantando.
Si el corazón está correcto, la adoración entonces está correcta. Pero si el corazón está contaminado y rebelde, la aparente adoración es rechazada en el Cielo.
La adoración más que tratar con tu calidad de voz o con tu habilidad musical, trata con tu corazón y el mío.
Hoy tenemos demasiada música abominable al Señor, no por la música en sí, sino por las malas actitudes y la mala condición del corazón de los ministros del altar.
Todos estos ministerios que cambian de cobertura y congregaciones a conveniencia están equivocados. Creen que su don los libera de vivir conforme a las normas de obediencia del Reino de Dios. Esto es falso, un gran don sin sujeción, es un peligro para la Iglesia, más un don en obediencia y sujeción es una gran bendición.


Adoración en Espíritu y verdad o fuego extraño

La Biblia está llena de ejemplos de adoración profana y abominable al Señor de pueblos paganos, pero también de adoración del pueblo de Dios, la cual fue una abominación al Señor por violar los principios de autoridad y sujeción del Reino. Veamos algunos ejemplos:

A. Génesis 4:4-7. Dios aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín. En el verso 7 se nos da la razón del rechazo “mal vivir; el pecado”. La ofrenda y la adoración pueden ser rechazadas por Dios cuando el ofrendante vive mal.
B. Levítico 10:1-2. Nos narra el pecado de Nadab y Abiú, hijos de Aarón. Ellos eran sacerdotes y ofrecieron a Dios incienso. Es curioso pero el Señor lo rechazó y los castigó con la muerte. La explicación vino en la Palabra; ofrecieron fuego extraño que El nunca les pidió. Ellos irrespetaron el orden de autoridad establecida por Dios.
C. I Samuel 13. Este pasaje narra los momentos en que Saúl usurpa el lugar de Samuel como sacerdote para dar a Dios ofrendas ante la tardanza del profeta. Dios a través de Samuel, censura al Rey y le decreta el fin de su reinado. Su adoración violó los principios de autoridad, por tanto, su adoración y sus ofrendas se volvieron abominables ante Jehová.
¡Un mal corazón anula el poder de una buena ofrenda!


La caída del Edén: Independencia

El libro de Génesis nos narra en el capítulo 3 la caída de Adán y Eva en la tentación de la serpiente. Libros se han escrito sobre el tema para determinar quien fue realmente el culpable. Se ha dicho de todo, pero poco se ha hablado de que la caída se debió al afán del hombre por ser INDEPENDIENTE DE DIOS.
El hombre no pecó o cayó porque fue tentado; fue tentado y pecó porque se había salido antes de la protección del Reino. Adán y Eva cayeron porque se salieron del Reino. Ellos violaron los principios de autoridad del Reino del Señor.
Siguieron viviendo, pero las consecuencias persisten hasta hoy.

¡Independencia de Dios es Rebelión!

Lo Apostólico brega con el Orden Divino. No nos engañemos queridos apóstoles y profetas, apreciados ministros; hoy la demanda del Señor es mayor. Ministerios independientes solo implican que estos ministros están enfermos o son niños inmaduros que necesitan corrección.
La Independencia de Dios y de Su autoridad Delegada solo anticipa la caída y es evidencia de la necesidad que tiene un hombre de ser liberado y sanado de la aflicción de un espíritu de rebelión.
Si vamos a levantar altares de adoración en toda América, hagámoslo bien. El Orden de Dios debe ser respetado por todos. Dejemos de contratar rebeldes e insujetos para dirigir la Alabanza en la Casa de Dios; evitemos que fuego extraño suba hacia el trono del Señor. Santidad, Rectitud y Obediencia son parte de la “Adoración en espíritu y verdad” que busca el Padre. David lo escribió de esta forma:


"¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
El recibirá bendición de Jehová,

Y justicia del Dios de salvación" Salmo 24:3-5

Apóstoles del Reino, Pastores del Señor; exijamos ya a nuestros salmistas, cantores, intercesores y profetas la sujeción y la obediencia que nos demanda la Palabra a todos en la Casa de Dios. Cerremos filas a la insujeción y enseñémosle a ellos y al pueblo que la adoración nunca será verdadera adoración si no está vestida con el manto del respeto a la autoridad, de la sujeción a las coberturas del Señor y de la obediencia total a los principios de gobierno del Reino de Dios.
“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”. I Samuel 15:22-23

¡Antes de levantar altares de adoración en América, pongamos en orden la Casa del Señor!


R.A.M.C.U.

RED APOSTOLICA DE MINISTERIOS CRISTIANOS UNIDOS

EL RAPTO ¿ESTAS LISTO?